domingo, 10 de abril de 2011

un beso...

Aquella noche la luz de las farolas de la calle entraban por la ventana e iluminaban la habitación mientrás ella dormía. Estaba más hermosa que nunca y él no podía dejar de mirarla. Miles de pensamientos pasaron por su cabeza en ese momento, ¿Qué estaría soñando?, ¿Sería tan feliz como él?. Se habían pasado la noche paseando por la playa y hablando de de ellos mismos, se había contado secretos, confesiones, y momentos embarazosos que había experimentado hasta que finalmente, habían acabado sentados en la playa mirando la luna, en silencio, y finalmente, un beso.
Había sido ella quién le había besado, y es que desde que empezaron a salir, él nunca se había atrevido a ser el primero en besarla por miedo a que se desvaneciera en la nada. La veía tan frágil, tan perfecta, que pensaba que el simple roce de un ser tan imperfecto como él, la haría romperse en añicos, pero esa noche ella le había encarado:

- Miguel, que no me voy a romper, ni me voy a desvanecer, ni me voy a ir a ninguna parte. Que siempre me gustaron los chicos atrevidos y no que tengo que hacerlo yo todo primero.

- Jo, es que... me da vergüenza...

Ella se había levantado para irse después de un largo suspiro, pero él se levantó de golpe y la besó. Fue un beso algo torpe y nervioso, pero así era él, torpe en los asuntos del amor...

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