lunes, 21 de enero de 2013

Volver a casa

Resulta curioso como aunque nos vayamos lejos, aunque estemos ausentes durante mucho tiempo en la vida que teníamos antes de que decidiéramos cambiarla, nada cambia, miras a tu alrededor y todo sigue exactamente igual, las mismas palabras, la misma gente, las mismas discusiones, los mismos olores, las mismas miradas, el mismo cariño de los padres, el mismo pasotismo de los hermanos, las mismas bromas, la misma casa, el mismo frió infernal, nada cambia.
Es en ese preciso e insignificante instante en el que te das cuenta de que eres tú la que has cambiado, ya no eres la misma, y todo lo que has hecho hasta volver ahí, ha repercutido de una manera o de otra, y sabes que a partir de ese momento, ya no encajarás en ese lugar, en eso a lo que tú antes llamabas vida.
Quizás sea algo irónico que lo único que queda en esa casa, todos los recuerdos que acumulaste desde que eras niña, entre en una caja de cartón que tu madre guarda en el sótano quizás como testigo de que ha tenido una hija, aunque no pueda demostrar su presencia.

Lo más triste es, quizás, que los objetos que guardamos en el camino no pueden hablar y contar su historia, contar porque un día fueron tan especiales como para que alguien pensara que eran lo suficientemente valiosos como para guardarlos. Lo cierto, es que de alguna manera, esos objetos son como nosotros, cada vez más viejos, cada vez más desgastados del tiempo y el uso, y al final acabamos igual, abandonados a nuestra suerte en un rincón mientras nosotros intentamos contar nuestra historia, contar porque somos o fuimos importantes para alguien hasta el punto casi de pertenecerle, hasta el punto de dar nuestra existencia por y para él, hasta el punto de acabar en una caja, tal vez de roble sin que apenas unos poco sean conscientes del valor y el significado que a dado nuestra existencia.

jueves, 9 de agosto de 2012

Emigrar

Nos pasamos la vida entera viendo a extranjeros venir a nuestro país. Extranjeros en la tele, extranjeros en las calles, en las cafeterías, en el cine, en nuestro restaurante favorito, en el parque, incluso entre nuestros amigos. Pero nunca somos nosotros los que nos llamamos a nosotros extranjeros.
Viendo la situación actual de mi país y la pobreza cada vez más palpable, he decidido irme a Bélgica a vivir.
Hasta hace dos días me había dado cuenta de que para ellos, allí, seré unas extranjera más, alguien que viene a su país para un futuro mejor y que llegará el día en que sea así, en que todos seamos de otro lugar.
Hoy me he visto a mi de niña, cuando decía que viajaría a muchos paises y vería mundo, sin pensar nunca en vivir realmente en ninguno de ellos, y hoy, a mi corta edad es lo que estoy planeando, llamar a otro lugar que no es España, MI casa, mi hogar.
Hablando con muchos españoles fuera de España, me he dado cuenta de que todos extrañan su tierra, sus raíces, su hogar. Y me he preguntado, ¿Sentiré yo lo mismo?
Que debería sentir realmente una niña que nunca se ha sentido en casa, que nunca ha llamado hogar a ningún sitio por muy feliz que se haya sentido en él.
Quizás a medida que vaya sintiendo los días más cerca empezaré a palpar lo que la gente llama morriña, quizás estando allí sin entender el idioma y comunicándome a duras penas, vea por fin que España siempre ha sido mi casa. Quizás...
Cuantos quizás alberga mi cabeza y cuantas dudas que no se resolverán hasta que no pise y viva en la tierra del chocolate y la cerveza.
Tal vez sea más feliz, tal vez...
Quizás conozca un lugar al que poder llamar, casa

viernes, 2 de marzo de 2012

El ser humano

Empiezo a saborear la lluvia, aunque caigan pocas gotas.
Un invierno largo y crudo, un invierno seco, un invierno triste dónde unas gotitas de melancolía acompañada por el sonido de la lluvia hubiesen ido genial.
Dicen que soy triste, la mayoría de personas que me ven escribir, sentir cada palabra mientras deslizo los dedos por el teclado y suspirar mientras termino las últimas palabras y aprieto el botón de "publicar entrada", lo saben.
Demasiadas veces me han preguntado si alguna vez soy feliz, demasiadas veces han querido exigirme que escriba algo feliz, alegre, algo que sea más vivo. Pero creo que sería dejar de ser tan yo y empezar a ser alguien que no soy...
¿Soy feliz? eso depende realmente de lo que signifique felicidad para cualquiera.
Quizás si que muestro demasiadas veces felicidad, alegría, incluso canto y grito de pura felicidad, a veces hasta lloro. Pero mi alma no se siente feliz, no logro encontrar esa paz que me haga ser una mujer mejor, esa fuerza que me obligue a seguir cuando todo a mi alrededor parece oscuro y sombrío.
Quizás hay personas que simplemente no pueden ser felices. Aunque la gente que le rodea les hagan feliz.
Hoy vi morir dos cachorros en mis manos, eran hijos de mi perra y tuvo problemas en el parto. Me di cuenta de lo insignificantes que somos en la vida.
Intentaron sobrevivir, respirar y alimentarse, pero no llegaron a un día de vida. Perecieron en el intento de comer, de ganar fuerzas y seguir un día más...
Me daban lastima esas personas que los miraban y decían, "bueno, a la basura antes de que lo vea la madre". Sentí que el ser humano estaba muerto, vacío, sucio por dentro.... Y, lloré.
No solo por esos perros, si no por mi perra, lamiendo a sus criaturas intentando que se movieran y mirándome como si me preguntara "¿Por qué no se mueven?", la vi triste. Me sentí impotente con ellos entre mis manos.
Algo que cabe en la palma de una mano y lucha por seguir un día más no merece un cubo de basura, el cubo lo merecen todas aquellas personas que no luchan, que se dejan derrotar, aquellas personas violentas, aquellas personas malas, aquellas que hacen cosas incomprensibles, aquellas que no merecen vivir.

Solo somos un puñado de cachorros luchando por sobrevivir, pero, que más da, acabaremos todos muertos

viernes, 10 de febrero de 2012

A ti, campeón

Me llaman Despertar y tengo 20 años. Soy fotógrafa, pintora, dibujante, escritora y tengo algo de periodista. Pero no es de mi de quien quería hablar, si no de la persona que más admiro. Dani.
Hoy, mientras miraba el periódico local, durante mi desayuno matutino, me encontré con la noticia de que Lara Martín, campeona de kick boxing de España dos años consecutivos, iba a ir a Europa a conseguir el titulo y me ha dado rabia.
No es que no tenga talento o no se merezca los títulos y estar dónde está, es más bien que ese chico, Dani, merece estar mucho más.
Le admiro porque empezó en Kick Boxing cuando nadie apostaba nada por ese deporte, porque todo el mundo empezó a interesarse por ese muchacho, porque llego muy alto, campeón de Castilla la Mancha y Subcampeón de España. Le admiro porque le he visto levantarse día tras día temprano, hacer dietas para estar en su peso de campeonato, le he visto entrenar, golpear, le he visto sangrar, lesionarse y recuperarse. Le he visto en lo más alto y para mi siempre estará en lo más alto.
Me da rabia porque cuando estaba en lo más alto, tuvo que dejarlo por la crisis, meterse al único oficio en el que aun no había crisis, el ejercito. Dejar todo su mundo para trabajar.
Le he visto volver y ver como todos en ese gimnasio donde se hizo leyenda, todos, absolutamente todos, le daban la espalda y donde el solo, entrenaba en un rincón mientras veía como el resto lo hacía por pareja.
Sé que él también a leído la noticia en la prensa, y habrá sonreído amargamente y habrá susurrado que enhorabuena a Lara, pero dentro suyo, estará recordando todos aquellos campeonatos en los que su música de introducción sonaba, recordará como decían: DANIEL CHEN, y recordará cuando el arbitro levantaba su mano en señal de victoria, si, siempre recordaré eso, y recordaré como escuchaba a los niños pequeños decirme que querían ser como él, porque siempre estaré orgullosa de ti, lo sabes, para mi ya eres un autentico campeón y ni los trofeos ni las medallas me lo demuestran, eso lo hace tu empeño, tu esfuerzo, tú.
Estoy y estaré siempre orgullosa de ti, hermano.

Daniel Martín Chen, Subcampeón de España.

domingo, 5 de febrero de 2012

Enamorarse

Hoy me he despertado pensando en los sueños, en lo que soñamos desde niños y como van cambiando cuando nos hacemos mayores.
Cuando era pequeña no sabía lo que era soñar con algo o querer ser algo, solía coger los sueños de mis amigas y hacerlos míos. Cuando una de ellas decía que quería ser veterinaria, yo me pasaba meses diciendo que yo quería ser veterinaria, y así siempre.
Cuando crecimos y empezamos en la edad esa que llaman "el pavo", las chicas de mi alrededor empezaban a decir que les gustaba tal o cual chico, y yo por no sentirme rara, hacía lo mismo. Siempre dije que me gustaba el mismo chico que mis amigas.
Hasta que crecí, fue esa época de querer redescubrirme, querer ver quien soy en realidad y lo que quiero. Creo que fue la época en la que me gustaba experimentar con los hombres, siempre sin que nadie supiera lo que había pasado y empecé a darme cuenta de que me costaba mucho querer  la gente, enamorarme, pues, no sabía lo que era el amor realmente... quien lo sabe cuando a fingido toda la vida estar enamorada solo por que el resto lo estaba.
He llorado por hombres, les he dicho que los amo, y he hecho cosas imposibles por ellos.
Incluso yo, ha mi corta edad, me he atrevido a llamarme experta en el amor y desamor. Y ahora, después de enamorarme de verdad por primera vez... me he dado cuenta que lo único que sé es seducir a los hombres, conquistarlos, pero, que pasa cuando alguien se da cuenta, cuando te dice que no corras, que disfrutes del momento, cuando con un beso te despierta los cinco sentidos, cuando escuchar que te ama es más importante que cualquier otra cosa.
¿Qué pasa cuando sientes una felicidad blanca, pura, plena y total? Y de repente, te coge la mano... y todo da vueltas tan rápido que parece que te vas a caer, pero, el te tiene cogida y sabes que nunca te va a soltar.

Eso es de verdad el amor

¿Y tu, tienes algún sueño que cumplir?

Se sentaron en la hierba mientras él la observaba de reojo. Desde que la conocía siempre le había gustado su perfil, lo había repasado cientos de veces, esas pequeñas pecas que se dibujaban como pequeños frutos de un campo blanco que era su rostro. Esa naricilla que apenas se asomaba más de dos centímetros de su cara y que solía rascarse cuando estaba nerviosa, y esos labios, tan carnosos y pequeños por los que habría dado todo aquello que tenía en ese momentos. Esos ojos... esos que siempre parecían estar tristes por mucho que ella sonriese.
- ¿Alguna vez has tenido un sueño?

Su voz era dulce, tanto que a veces se olvidaba de responder embriagado por el tono de su voz.
- Sam, ¿Alguna vez has tenido un sueño?

Pensó largo rato pero por fin respondió:
- Cuando era pequeño, soñaba con ser ingeniero de robots

Ella sonrió y se apoyo en su hombro, esto hizo que él se pusiera rígido y evitara moverse para que ella no se quitara.
- ¿Sabes? Yo solía soñar contigo, aunque no te conocía... por eso cuando te vi la primera vez, fue como si ya te conociera... Sam, tu eres mi sueño hecho realidad.
Y le besó, por primera vez noto el tacto suave de esos labios que solía observar.
- Vera, yo había soñado con este beso desde que te conocí...

martes, 6 de diciembre de 2011

Achaques

Me miro en el espejo y no me veo, recorro mis fracciones con lentitud, mis ojeras son más marcadas, estoy más pálida y la cara está algo demacrada, ya no soy yo.
"Hace horas que te has ido y ya deberías haber vuelto", me repito una y otra vez mientras de mis ojos escapan lágrimas.
¿Estoy enfadada?, ¿ Dolida?, ¿Disgustada? ¿Cómo se siente alguien cuando la mienten? Realmente no lo sé, no sé nada por una vez en mi vida.
¿Dónde se va la confianza y la felicidad cuando alguien te falla? ¿Se recupera? Demasiadas preguntas golpean mi cabeza estampandome contra el suelo y reteniendome ahí tirada mientras me insulta y humilla.
¿Que estoy haciendo?
Me cuesta mirarme al espejo, verme reflejada y no reconocerme. Que hace apenas unos meses aun sabía lo que era no necesitarte, no depender de nadie y ser solo una cría jugando a ser adulta entre risas.
Hace demasiado que no me río a carcajadas, hace demasiado que no veo amanecer en el capó de un coche con viejos amigos y charlas nocturnas infinitas, hace mucho que no me siento aquella niña que superaba su gran ruptura de amor entre escritos y tu voz.
Hace mucho tiempo que no soy yo.
¿Quién soy?
¿Qué estoy haciendo?
¿Qué estamos haciendo?
Te miro... y... no veo nada...
¿Es eso amor?