jueves, 20 de octubre de 2011

Siempre...

Siempre te recordaré...

Ojala

Ojala que te despiertes en una cama que no es la nuestra y sientas ganas enormes de llorar
ojala que beses bocas y que ninguna entiendan tu manera de hablar
ojala que al hacerlas el amor solo sepas gritar mi nombre
Que te dejen porque no puedes olvidarme
Que te quedes solo
Que te hagas viejo...
Ojala que al encontrarnos no me puedas ni mirar
ojala que extrañes mi aroma al dormir
que te des cuenta que la vida se acabó para ti

domingo, 16 de octubre de 2011

NO más cuentos de hadas

Cuando era pequeña siempre solían contarla la misma historia, de una pareja que lucho contra cielo y tierra por estar juntos, era mejor que la historia de Romeo y Julieta que todos conocemos ya que ellos si acababan juntos. A ella le encantaba quedarse dormida pensando que ella también tendría esa misma historia, la de sus padres.
Dos personas luchando contra dos religiones, dos países, dos etnias totalmente distintas.
Escaparse de casa, casarse en secreto, vivir donde se pudiese, una mítica pelicula americana en la que tiene final feliz.
Sus padres, dos personas luchando por sacar adelante tres hijos en una casa donde al llover, las goteras estaban por todos lados.
Una lucha por una casa digna, una vida digna, un negocio propio y tres hijos sanos, listos y con futuro.
Lo que aquella niña no sabía, es que los cuentos son eso, cuentos... Y las realidades son otras muy diferentes.
Lo que ella no sabía es que se vería sola con un padre, haciéndose mayor, trabajando en aquel negocio, en aquella vida que no la pertenecía y viendo como el príncipe de aquella historia que tanto idolatraba, se quedaba solo, esforzándose en crear una sonrisa para sus hijos mientras por dentro se moría mientras releía las últimas palabras que su amada le dejo: " Entre nosotros no hay amor, no hay nada".
¿Qué podía esperar ella del amor si ya ni aquella historia tenía sentido?
Lo que nadie se pudo imaginar es que aquella princesa del cuento, había destrozado una familia entera... un reino, unas vidas.

miércoles, 12 de octubre de 2011

date cuenta

Desde que eres pequeña, tus padres siempre se encargan de decirte como pasa el tiempo mientras te miran con ternura y recuerdan que hace dos días, eras una niña intentando dar sus primeros pasos.
La verdad es que siempre aprendí rápido a hacer cualquier cosa de la vida, creía que si aprendía rápido, la vida ya no me sorprendería ni me daría un solo palo, pero me equivocaba.
Cuando llegas a una edad, te das cuenta tu misma del paso del tiempo y echas la vista atrás para darte cuenta de que todo aquello que soñabas conseguir y ser, no has llegado a la mitad, que te consuelas diciendo que aun te queda mucha vida y que lo conseguirás, pero no nos engañemos.
Los sueños cambian, la vida cambia, para que engañarte, quizás porque nos vamos haciendo adultos o porque los sueños que teníamos solos, ahora hay que amoldarlos a dos personas y claro, se complican cuando esa persona no puede seguirte o no quiere hacerlo.
Que era muy sencillo decir que queríamos ser de mayor y pensar que un día nos despertaríamos y lo seríamos, que decíamos que estudiaríamos tal y cual carrera y te encuentras contra un muro y unos padres insatisfechos con tus resultados, que te encuentras un día levantándote temprano para trabajar mientras haces malabares para acabar unos estudios.
Que llegas una noche, después de todo el día fuera de casa y te preguntas de verdad que has hecho con tu vida.

Odio despertarme siendo aquella persona que dije que jamás sería...

Veneno

Creíamos que el dolor se anestesiaba cuando nos encontrábamos juntos, cuando los golpes y las lenguas de serpiente no nos mataban con su veneno, pero nos equivocábamos.
El veneno paso a formar parte de nosotros hasta tal punto, que escupíamos en cada palabra gotas de él, nos dañábamos con sucias palabras que jamás hubiesen salido de nuestras bocas y no lo supimos ver hasta el final.