jueves, 9 de agosto de 2012

Emigrar

Nos pasamos la vida entera viendo a extranjeros venir a nuestro país. Extranjeros en la tele, extranjeros en las calles, en las cafeterías, en el cine, en nuestro restaurante favorito, en el parque, incluso entre nuestros amigos. Pero nunca somos nosotros los que nos llamamos a nosotros extranjeros.
Viendo la situación actual de mi país y la pobreza cada vez más palpable, he decidido irme a Bélgica a vivir.
Hasta hace dos días me había dado cuenta de que para ellos, allí, seré unas extranjera más, alguien que viene a su país para un futuro mejor y que llegará el día en que sea así, en que todos seamos de otro lugar.
Hoy me he visto a mi de niña, cuando decía que viajaría a muchos paises y vería mundo, sin pensar nunca en vivir realmente en ninguno de ellos, y hoy, a mi corta edad es lo que estoy planeando, llamar a otro lugar que no es España, MI casa, mi hogar.
Hablando con muchos españoles fuera de España, me he dado cuenta de que todos extrañan su tierra, sus raíces, su hogar. Y me he preguntado, ¿Sentiré yo lo mismo?
Que debería sentir realmente una niña que nunca se ha sentido en casa, que nunca ha llamado hogar a ningún sitio por muy feliz que se haya sentido en él.
Quizás a medida que vaya sintiendo los días más cerca empezaré a palpar lo que la gente llama morriña, quizás estando allí sin entender el idioma y comunicándome a duras penas, vea por fin que España siempre ha sido mi casa. Quizás...
Cuantos quizás alberga mi cabeza y cuantas dudas que no se resolverán hasta que no pise y viva en la tierra del chocolate y la cerveza.
Tal vez sea más feliz, tal vez...
Quizás conozca un lugar al que poder llamar, casa

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